En cierta ocasión escuchaba a una chica comentar que su pareja la maltrataba, y aunque el resto del grupo le preguntaba la razón por la cual lo soportaba ella decía, el me trata así pero yo se que en el fondo me ama. Inexplicable para el resto y para ella una muestra de amor.
Muchos niños reciben de sus padres regaños, castigos, maltratos (físicos o verbales) y mientras esto sucede se puede escuchar al padre decir:
- es por tu bien,
- esto me duele más a mí que a ti,
- lo hago porque te amo y es lo mejor para ti,
- en el futuro me agradecerás que te haya educado de esta manera, entre otras.
En otras ocasiones el niño recibe atención de los padres luego de que los regañan o castigan.
Existen también justificaciones a estos actos,
- es que el niño solo se queda quieto cuando le pegamos tres gritos o lo castigamos,
- hay que tratarlo así para que respete y sepa quién manda,
este acto de reconocimiento de la figura parental hará, en gran cantidad de ocasiones, que este niño busque jefes, parejas o amigos que lo traten igual; hará que el niño en su adultez asocie y condicione el recibir una muestra de cariño adecuada o positiva con un acto previo de castigo o maltrato.
He visto como muchos niños crecen con caricias condicionadas por parte de los padres, es común escuchar a niños decir;
- mamá me da un premio, un abrazo un beso si me porto bien, si me va bien en la escuela, si ordeno el cuarto, si guardo los juguetes, si no grito
- si me como toda la comida, si dejo de llorar o tengo tal o cual comportamiento, me llevan a comer helado
- si hago, si me porto, si termino, si traigo o si logro tengo mi recompensa.
Toda persona tiene necesidad, biológica y psicológica, de ser tocada y reconocida por los demás. Pertenecemos a grupos donde logramos recibir las caricias que necesitamos, sean adecuadas o inadecuadas, necesitamos caricias para sobrevivir, y vamos a cualquier edad a buscar cualquiera de las dos.
Una frase muy utilizada por el fundador del Análisis Transaccional, Eric Berne, al referirse a la importancia de las caricias, como acto de reconocimiento, en la vida del ser humano es; la persona que no recibe caricias se le seca la espina dorsal. El Análisis Transaccional define caricias como cualquier acto que implique el reconocimiento de la presencia del otro, estímulos sociales dirigidos de un ser vivo a otro, donde se reconoce la existencia de este. Se clasifican según
- su influencia en el bienestar: adecuadas e inadecuadas.
- la emoción que invitan a sentir: positivas o negativas.
- requerimiento para darla o recibirla: incondicional o condicional.
- el método de contacto: física, verbal, gestual, escrita.
El creador en Análisis Transaccional de la economía de caricias fue Claude Steiner y en ella plantea que normas parentales irracionales y prejuiciosas generan 5 leyes en nuestra crianza
- no des caricias positivas.
- no acepte caricias positivas.
- no pida caricias positivas.
- no sé de caricias positivas.
- no rechace caricias negativas.
En la crianza de nuestros hijos, estas leyes se manifiestan cuando el niño genera conductas que son castigadas, el padre lo trata de torpe, de desordenado, le grita obteniendo así una caricia negativa, pero caricia al fin. El niño somatiza enfermedad, lesiones, accidentes frecuentes con la finalidad de generar lastima, rechazo y de esta forma conseguir la atención plena de los padres. O se refuerzan con frases como; al hijo varón no se le besa o se le abraza; si tratas bien a la gente, se aprovechan de ti; cuando les dices cosas agradables a otros, se vuelven engreídos. Con esto se obtienen adultos incapaces de dar o recibir un cumplido, mostrar afecto, pedir muestras de cariño, entre otras.
Por otra parte, invita a sustituirlas por las leyes de Abundancia de Caricias, estas son
- da abundantes caricias positiva, cuando corresponda.
- acepta las caricias positivas que mereces.
- pide las caricias positivas que necesitas.
- date caricias positivas a ti mismo.
- no aceptes caricias negativas destructoras.
En la crianza de nuestros hijos, estas leyes se aplican cuando logramos tener ambientes adecuados donde el niño recibe abundantes caricias positivas incondicionales, sin necesidad de que ocurra algún evento relevante (positivo o negativo), esto genera autoconfianza y el niño se reconoce cuando realiza conductas adecuadas como respeto, orden, obediencia. Se logra cuando en la familia se permite pedir y dar abrazos, besos, caricias de forma directa y donde se eliminan los insultos y malos tratos. Un ambiente donde existe el reconocimiento del otro tal cual es, con sus semejanzas y diferencias. Esto permite tener un adulto capaz de expresar sus emociones, de dar y recibir cumplidos, un adulto con autoestima y que sabe poner límites y se hace respetar.
Los especialistas plantean que se necesitan 4 abrazos al día para sobrevivir, 8 para mantenernos y 12 para crecer. ¿Cuántos has dado y recibido hoy?
Te invito a abrazarnos sin motivo
Autor
Edgar M Cabello Solis
Transaccional & Life Coach
BIO Edgar M. Cabello Solis:
Padre, Esposo, Ingeniero, Reflexólogo, Asesor Familiar, Psicolingüista, Life Coach y Coach Transaccional.
Instagram: @estufamilia_